Si hasta no hace mucho pocos sabían del “proyecto viaje en moto”, ahora parece que todo el mundo lo supiera. Y es que en los últimos días la noticia empezó a correr casi más rápido que nuestras motos. Unas cuantas notas de la generosa pluma de nuestros amigos, nos puso en boca de muchos para el aliento, la burla y hasta el “Dios los ampare”.
Esa “masificación” nos trajo gratos comentarios desde lejos y de personas que no tenemos el gusto de conocer, hasta los de cerquita, de los amigos que se desayunaron de la buena nueva a través de la prensa.
Obviamente nuestro agradecimiento a
Hace algunos días hicimos un asado (un exquisito lanar donado por el hermano y amigo Ariel) del que participaron varios viejos compañeros, obreros ellos de la tinta y el papel (y del arte de la imagen digital), con quienes debatimos algunas cuestiones del viaje y nos dejaron picando ciertas propuestas a encarar para el caso de que en medio del viaje nos quedemos sin fondos. Algunas de esas ideas, sinceramente, preferimos descartar porque, según se dice, de “eso” no hay retorno. Y si bien cada uno hace de sus asentaderas una bicicleta y se la presta una vueltita a quien quiera, el problema es que no se puede viajar en moto parado.
Más allá de estos consejitos de “los amigos”, orgullo nos da informarles, queridos seguidores de esta loca aventura, que recientemente hicimos el primer viaje de larga duración (unos