Muchos escondieron una sonrisa burlona. Otros, en cambio, directamente se nos cagaron de risa cuando les comentamos que las motos que pensábamos comprar pesaban, nada más ni nada menos, que 180 kilos, es decir 2 veces y media nuestro propio peso. Algunos, incluso, habrán pensado: “estos Poncharelos en el primer porrazo van a tener que llamar al sargento Cabral para que los rescate de abajo del caballo”.
Ilusos todos. No sólo no nos caímos (por ahora), sino que ya desde los primeros kilómetros que nos deslizamos sobre sus lomos metálicos sentimos que Don Jawa había pensado en nosotros cuando diseñó esta moto.
Lo cierto es que en los últimos días hemos estado dando nuestros primeros pasos en las autolecciones de manejo y nos hemos animado no sólo a andar por las indomables calles de tierra del barrio, sino que nos deslizamos por las ondulantes rutas pampeanas, respirando los aires de la libertad (que estaban bastante frescos por cierto).
El proyecto, amigos, marcha viento en popa. Ya tenemos en nuestros bolsillos los pasaportes y en los próximos días contaremos con las licencias de conducir y con la papeleta completa de las motos, por lo que los santarroseños que aún permanecen incrédulos van ver con sus propios ojos que no era joda, que la cosa viene en serio. (Posiblemente se nos sigan riendo, pero ya no por no creernos, sino por la facha de Power Ranger del subdesarrollo que tenemos con los super cascos que nos compramos).
Aprovechamos este nuevo contacto para recordarles que nuestras alforjas están siempre abiertas para cualquier ayuda que nos quieran prestar.