Dos amigos decidimos animarnos a la locura. Con casi nada, salvo una enorme ilusión y muchas ganas, resolvimos que era ahora o nunca el momento de concretar nuestro sueño: recorrer el continente americano en moto. Ahí vamos. Esto recién empieza.
No sabemos si es para garantizarse que volvamos o que nos vayamos bien lejos. Lo cierto es que un grupo de amigos y compañeros de trabajo de la Cooperativa estuvieron juntando plata durante un par de meses y la semana pasada nos sorprendieron regalándonos un equipo de GPS. Ahora podermos perdernos con la tranquilidad de que, no importa en qué rincón estemos, sabremos las coordenadas de nuestro paradero.
Queremos nombrarlos a todos, porque, más allá del equipo, el gesto es de esos que confirman que vale la pena seguir creyendo que la gente es esencialmente buena y generosa, que es en definitiva lo que nos inspira a emprender este viaje. Ellos son: Marina Micheli, Verónica Viccino, Ana Arias, Gastón Jorge, Jorge Fadón, Fabián Denda, Ricardo Felici, Gabriel Gregoire, José Urban, Manuel Benéitez, Pablo Much, Sergio Fernández, José Luis “Virolo” Willgigns, Gastón Mielgo, Pablo Blanco, Alberto Kelhoffer, Juan Carlos Fernández, Mohamed Otmane Cherif, Rodolfo Sosa, Ricardo San Miguel, Javier Rojas, Ariel Tapia y el promotor de toda esa locura, Guillermo Ronco que, además, metió a su hermano en el asunto, Sergio Ronco, dueño de Nueva Electrónica (de paso pueden visitar el negocio en Av. España y Luro), que proveyó el GPS Garmin a precio de costo, y Javier Conesa, quien se encargó de cargar el software del GPS.
Y fue nomás... Y fue con todo. Cantidad de gente, linda gente, manos amigas, cantores entusiastas, un animador fuera de serie y mucho choripán, mucha pizza, mucha bebida para combatir atragantamientos. En fin... una peña como dios manda y como hace mucho no teníamos. Pero si, además, a todo eso le sumamos que gracias a todos pudimos juntar casi 1.500 pesos para el viaje, ¿qué más podemos pedir? Simplemente agradecer por una noche maravillosa que nos hace repensar si lo nuestro, en vez de salir a la ruta no es en realidad abrir una buena peña y aprovecharnos de todos los borrachos de nuestros amigos y vivir de eso... Pero, fuera de broma, como todo esto hubiera sido imposible sin la ayuda de muchos amigos, no queríamos dejar de agradecer a todos los que nos dieron una mano tan grande: Alejandra, Gustavo, Marcelo, Raquel, Mónica, Rubén, Verónica, Daniel y Marcos en la cantina; Machi Sanez, Juani Depián, Leticia Pérez, Laura Paturlane, Pamela Prats, Javier Puebla y Miguel Sánchez en el escenario, además de Casiana Torres, de Río Gallegos; y al infalible animador Armando Lagarejo que nos hizo reir a borbotones y recaudar unos cuantos pesos con remates de dudosa transparencia pero enorme entusiasmo. Pues a todos ellos y a todos los que nos acompañaron con su presencia, muchas gracias, ché!
Aunque parezca increíble, hubo quien preguntó si lo que hacíamos en las últimas fotos era fabricar chorizos... No vamos a contestar semejante barbaridad. Lo que sí decimos es que este sábado se viene la gran-peña-gran juntada-despedida, con choripanes, bebidas espirituosas y no tanto, baile, intríngulis de todo tipo y una excelente oportunidad de hacerse ver al lado nuestro, lo que si bien nos es garantía de nada, por lo menos para nosotros será un placer encontrarnos con los amigos. Así que a no fallar junagransiete!!!
No pocos son los que se quejan, y con justa razón, de que no actualizamos el blog de acuerdo con la expectativa creada tras el anuncio público de este viaje cuya partida se acerca inexorablemente, haciéndonos temblar las rodillas. Pero que no sumemos palabras a este sitio que servirá de nexo entre ustedes y nosotros a lo largo de los próximos meses, no quiere decir que nos estemos rascando el higo, sino que, muy por el contrario, nos estamos moviendo -unos días más otros menos- para que, llegado el momento de pegar las primeras aceleradas hacia un horizonte amplio, la mayor parte de las cosas estén medianamente resueltas.
Lo más importante que tenemos para informarles es que para el 5 de diciembre estamos organizando una fiesta papaguacha de la que prontamente daremos algunos detalles, aunque les podemos adelantar que será en Los Pioneros y que necesitamos que vayan todos, que lleven a sus maridos/esposas o amantes (incluso a los/las dos juntas), hijos y entenados, compañeros, camaradas y correligionarios.
Mas allá de la organización de esta fiestita (que tendrá elección de la reina y el mariposón, choripanes en abundancia y cerveza a discreción), nos hemos dedicado a la laboriosa tarea de construir las maletas de aluminio en las que colocaremos nuestros invalorables pertrechos, muchos de ellos donados por ustedes, algo que nunca vamos a terminar de agradecer.
Por otro lado debemos informar, para tranquilidad de nuestras madres, que son las que más rompen las guindas con el tema de las enfermedades, que estamos a punto de terminar con el cronograma de vacunación, después de múltiples pinchazos contra el tifus, rabia (4 dosis), hepatitis A y B (3 dos dosis), tétano s(cuatro dolorosas dosis) y fiebre amarilla.
También las poderosas máquinas tuvieron su primer control médico, chequeo que pasaron airosas, lo cual nos permite apretar un poco más el acelerador (tampoco tanto) pensando ya en los 20 mil kilómetros que tenemos por delante.
Por ahora estas son las novedades, pero habrá más, mucho más, sobre todo respecto a la fiesta del 5, día para el que, querido lector, debe cancelar todos los compromisos, porque va a ser el único e irrepetible encuentro previo a la partida. Obviamente haremos otra, pero eso será dentro de muchos meses ni bien nos desprendamos del polvo del camino.
Los amigos de Cenizo Camping nos donaron los colchones inflabes. Gracias a ellos no terminaremos con las espaldas a la miseria. No dejen de ver nuestro agradecimiento en la sección de nuestros auspicios.
Para los incrédulos, para los escépticos, para todos los refutadores de leyendas... Después de 230 kilómetros batallando contra el viento y la tierra, lejos de masticar el polvo de la derrota, llegamos a nuestro primer destino de prueba: Lihuel Calel. Y no sólo fuimos, sino que además volvimos, confirmando que, a falta de destreza, nos sobra tosudez.
Si hasta no hace mucho pocos sabían del “proyecto viaje en moto”, ahora parece que todo el mundo lo supiera. Y es que en los últimos días la noticia empezó a correr casi más rápido que nuestras motos. Unas cuantas notas de la generosa pluma de nuestros amigos, nos puso en boca de muchos para el aliento, la burla y hasta el “Dios los ampare”.
Esa “masificación” nos trajo gratos comentarios desde lejos y de personas que no tenemos el gusto de conocer, hasta los de cerquita, de los amigos que se desayunaron de la buena nueva a través de la prensa.
Obviamente nuestro agradecimiento a La Arena, El Diario, La Reforma, Diariotextual.com, Radio Noticias, LU37 (de General Pico), Diario fISGON, a Fabricio Barbero y su programa en Radio Contacto, entre otros medios, quienes se interesaron por la iniciativa y la difundieron, lo cual, esperamos, nos permita conseguir alguna ayuda para poder concretar la idea. De hecho ya recibimos la primera para el traslado de las motos para su primer service oficial: gracias a Jorge de Expreso Rocinante podremos hacerlo gastando casi nada (miren el link de nuestros auspiciantes).
Hace algunos días hicimos un asado (un exquisito lanar donado por el hermano y amigo Ariel) del que participaron varios viejos compañeros, obreros ellos de la tinta y el papel (y del arte de la imagen digital), con quienes debatimos algunas cuestiones del viaje y nos dejaron picando ciertas propuestas a encarar para el caso de que en medio del viaje nos quedemos sin fondos. Algunas de esas ideas, sinceramente, preferimos descartar porque, según se dice, de “eso” no hay retorno. Y si bien cada uno hace de sus asentaderas una bicicleta y se la presta una vueltita a quien quiera, el problema es que no se puede viajar en moto parado.
Más allá de estos consejitos de “los amigos”, orgullo nos da informarles, queridos seguidores de esta loca aventura, que recientemente hicimos el primer viaje de larga duración (unos 500 kilómetros) con resultado dispar. Por un lado experimentamos la sensación de luchar con un fuerte viento, conducir de noche, de esquivar algún que otro cardo ruso (sólo algunos porque otros nos dieron de lleno), lo cual nos deja un saldo positivo como experiencia. Sin embargo, no todo fue dulce; debemos confesar, rojos de vergüenza, que en el viaje de ida perdimos la carpa. Esto, que algunos tildarían de idiotez, preferimos llamarlo “experiencia”: en el futuro tenemos que asegurar mejor la carga. Y en el entretanto, conseguir otra carpa, pues era la única que teníamos.
Quienes nos conocen saben que si hay algo que no nos ha caracterizado es nuestra valentía a la hora de relacionarnos con las ciencias médicas. Una aguja era capaz de paralizarnos en seco, quitarnos todos los colores de la piel y hasta hacernos replantear una decisión si ésta dependía de poner el brazo a la jeringa. Pero por suerte apareció María Angélica, una enfermera fabulosa, que ha logrado amigarnos con las inyecciones. No es que ahora andemos pidiendo a gritos cualquier aplicación, pero si no hubiera sido por ella y algunas de sus compañeras de Epidemiología, encarar las 12 vacunas que nos teníamos que poner para completar un completo programa de inmunización, hubiera sido bastante más difícil. Ya nos quedan sólo 3. Quién lo hubiera dicho.
Muchos escondieron una sonrisa burlona. Otros, en cambio, directamente se nos cagaron de risa cuando les comentamos que las motos que pensábamos comprar pesaban, nada más ni nada menos, que 180 kilos, es decir 2 veces y media nuestro propio peso. Algunos, incluso, habrán pensado: “estos Poncharelos en el primer porrazo van a tener que llamar al sargento Cabral para que los rescate de abajo del caballo”.
Ilusos todos. No sólo no nos caímos (por ahora), sino que ya desde los primeros kilómetros que nos deslizamos sobre sus lomos metálicos sentimos que Don Jawa había pensado en nosotros cuando diseñó esta moto.
Lo cierto es que en los últimos días hemos estado dando nuestros primeros pasos en las autolecciones de manejo y nos hemos animado no sólo a andar por las indomables calles de tierra del barrio, sino que nos deslizamos por las ondulantes rutas pampeanas, respirando los aires de la libertad (que estaban bastante frescos por cierto).
El proyecto, amigos, marcha viento en popa. Ya tenemos en nuestros bolsillos los pasaportes y en los próximos días contaremos con las licencias de conducir y con la papeleta completa de las motos, por lo que los santarroseños que aún permanecen incrédulos van ver con sus propios ojos que no era joda, que la cosa viene en serio. (Posiblemente se nos sigan riendo, pero ya no por no creernos, sino por la facha de Power Ranger del subdesarrollo que tenemos con los super cascos que nos compramos).
Aprovechamos este nuevo contacto para recordarles que nuestras alforjas están siempre abiertas para cualquier ayuda que nos quieran prestar.
Acá estamos, queridos amigos, ya más avanzados en “el proyecto”. Y diríamos “mucho” más avanzados, porque tenemos lo fundamental para emprender un viaje en moto: las motos. El sábado 5 de septiembre cerramos la operación por nuestras Jawas. Para esto viajamos a Buenos Aires con la plata escondida en distintas partes de nuestras humanidades, porque si nos llegaban a robar, cosa que no descartábamos, no sólo nos llevarían el dinero –conseguido con la venta de nuestros autos-, sino que nos robarían lo principal: la ilusión y el sueño. Traspié del que difícilmente nos hubiéramos podido recuperar, al menos en el corto plazo.
Pero no hubo robos ni nada que se le parezca. Fue un buen viaje porque no sólo pudimos comprar las máquinas, sino que comprobamos que la gente que nos vendió las motos es, al menos esa es la sensación que nos quedó, buena gente, con la que podremos contar si nos pasara algo en pleno viaje.
Con las motos en el garage y secos como un ladrillo, comenzamos ahora una etapa nueva, la de afianzarnos en el manejo de los bólidos, para lo cual, advertimos, ya fueron tramitadas las correspondientes licencias de conducir, prueba práctica que haremos con una Zanella 50 (pequeña trampa al sistema), del amigo Juani de Pián.
Pero no sólo la etapa de conducción y conocimiento de las máquinas es la que empieza, sino también la de poner en práctica el operativo “mangazo”. En breve comenzaremos a recorrer los locales de los dadivosos comerciantes para que den rienda suelta de una vez por todas a ese espíritu de solidaridad que han tenido reprimido durante tanto tiempo. Sí, nosotros les vamos a dar la oportunidad para que liberen el buen samaritanismo que llevan adentro de sus corazones y que, por falta de excusas, no han podido expresar. (Por favor, ayúdenos!!!).
Todo esto que vamos a empezar a hacer en los próximos días no implica que durante estas semanas nos estuvimos rascando el higo, sino que, muy por el contrario, nos hemos movido para, entre otras cosas, vender los vehículos (hasta ahora uno solo –es que está duro el mercado del usado-) y para completar un cuadro de vacunación que sinceramente nos ha dejado los brazos a la miseria (de hecho este texto se lo estamos dictando a una secretaria, ante la imposibilidad de hacerlo por nuestros propios medios).
Bueno amigos, acá estamos, el proyecto no tiene vuelta atrás y comenzó el 5 de septiembre la primaveral cuenta regresiva. En los próximos días daremos cuenta de las prácticas en manejo y, esperemos, de las solidarias ayudas que hemos recibido. Desde ya agradecemos a todos los amigos, conocidos y familiares que nos alientan día a día. Un abrazo a todos.
“¿Hasta dónde?”; “¡en moooooto!, ustedes están looocos”; “¡buenísimo!, me parece una idea genial, pero, de dónde van a sacar la guita?; estas fueron, a grandes rasgos, las respuestas de los amigos, no tan amigos y familiares a los que les participamos del proyecto de rodar por las rutas de Latinoamérica en moto. Hubo de todo: sobraron los incrédulos, no faltaron los que nos miraron con resignación como diciendo, “es al pedo, estos chicos no mejoran más, pobres”; pero estuvieron sí los imprescindibles entusiastas que tomaron como propio el desafío y ya nos parece una canallada no decirles, “loco, te llevamos”. Lo cierto es que la idea está en marcha. Si bien no hemos avanzado tanto, lo importante es que hemos avanzado y que ya nos hemos contactado con alguna gente que nos va a ayudar, otra que nos aconseja, otra que aporta para juntar fondos, y están también los que barajan posibles actividades para recaudar -incluso algunas amigas ya comenzaron a practicar en el patio de sus casas el baile del caño para futuras peñas (sin que se enteren los maridos, obviamente)-. Pero si de algo no tenemos dudas es que del proyecto se va a enterar gran parte de la ciudad, porque en Santa Rosa somos pocos y para colmo nos conocemos bastante mucho. Lo cual no deja de ser una ventaja porque en ésta vamos a precisar de muchas manos y no pocas cabezas. Si bien ya tenemos la decisión de comprar el modelo 300-9 de Jawa, visitamos algunas concesionarias de motos de la ciudad para que nos digan cosas de Honda y Yamaha, que nos den más motivos para seguir pensando que “las jawas” son nuestras motos. Al parecer nuestras preguntas sobre las motos son tan básicas que los tipos de las concesionarias deben pensar “estos marmotas no tienen ni idea de lo que piensan hacer”. Seguramente tienen razón, pero cada día que pasa nos convencemos más, como ya lo dijimos antes, de que si no lo hacemos ahora no lo hacemos más. Muestra de ese avance del que hablamos más arriba es que ya comenzamos refrescando la memoria de cómo se maneja un bólido de mediana cilindrada, gracias a los agradecidos consejos de nuestro amigo “el Luis”, quien aún conociendo lo kamikaze que somos, puso a disposición su moto para las prácticas, previo paso por la agencia de seguros. Algunas de esas imágenes serán colgadas en breve en el blog. Queridos amigos el proyecto ya está en marcha y gracias a Dios (si es que existe), a nuestro convencimiento interno se le suma, a medida que se entera más gente, la “presión externa” para concretar la idea, por lo que ya no hay marcha atrás. Latinoamérica, allá vamos!!!
Dirán que somos improvisados, que la locura ha hecho estragos en nuestros cerebros, pero es que hace dos días quedamos absolutamente flechados desde que conocimos a nuestras próximas compañeras de viaje. Hace dos días las vimos, seductoras, sensuales, engatusándonos con sus curvas imponentes. Supimos que eran ellas, que serían ellas las que nos acompañarían. Esas certezas que se sienten en la boca del estómago. Allí están para que pronto, muy pronto, vayamos por ellas para que nos lleven por los recodos de este sueño. Sólo para que las vean...
Sería menester presentarnos. Somos dos periodistas de apenas una treintena de años que durante la última década, y algo más, hemos trabajado, y aún lo hacemos, en diarios y en áreas de prensa de instituciones de la ciudad de Santa Rosa (La Pampa – Argentina). De proyectos como el que pretendemos encarar sólo tenemos algún que otro relato leído. Pero una fe a prueba de todo. Por lo pronto ya nos estamos dejando crecer la barba y no nos cortamos el pelo para que hasta el más desprevenido que nos vea se dé cuenta de que riesgo y aventura son nuestros nombres y apellidos.
En concreto, somos dos tipos cualquiera un tanto hartos de la rutina diaria y del laburo, pero fundamentalmente convencidos de que “si no lo hacemos ahora no lo hacemos más”.
Menester también es aclarar, a fuerza de ser sinceros, que experiencia en este tipo de viajes no tenemos. Y menos en motocicletas. El proyecto, como idea, parece una locura. Llevar esa idea a la práctica resulta, cuanto menos, una locura al cuadrado. Pero no seremos los primeros en intentarlo y mucho menos en lograrlo, porque lo que sobra, entre las pocas cosas que nos sobran, por el momento, son ganas.
Es decir, no hablamos de nada nuevo. Hablamos “simplemente” de cubrir miles de kilómetros en motocicleta, siguiendo la ruta que ya trazaron otros, entre ellos Ernesto “Che” Guevara y su amigo Alberto Granado, hace ya de esto demasiados años. No nos proponemos seguir al pie de la letra la huella que ellos marcaron, ni tampoco hacerlo a bordo de una sola motocicleta; sí en dos. El proyecto, la idea, es tocar todos los países de la costa del Pacífico y en lo posible hacer escala en cada uno de los lugares históricos ya sea por su contenido cultural (prehispánico e hispánico) o turístico, además de los sitios que nos parezcan dignos de visitar sin que cumplan con alguno de esos dos requisitos.
Una cosa sí esta en claro, y es que cada uno de nuestros pasos, y fieles a la profesión que nos ha permitido sobrevivir hasta el presente, será volcado como “crónicas de viajes” en este blog, sitio que tenemos la esperanza de decorar con muchos, pero muchos, anuncios de auspiciantes (grandes, medianos, chicos y chiquititos, o “chiquiticos”, para ir entrando en clima).
El punto de partida es la ciudad de Santa Rosa, qué otro si no. De ahí atravesar las provincias cuyanas -con una estadía de algunos días en el mendocino cañón del Atuel, por traernos algunos recuerdos memorables- por la mítica Ruta 40, hasta Salta. Luego ingresar a Bolivia por el paso fronterizo de La Quiaca/Villazón, teniendo como primer destino en el extranjero la ciudad de Potosí. El avance incluye Oruro, previo desvío a Sucre, para desembocar en La Paz. De allí al Lago Titicaca un solo paso, igualmente un solo paso, o brazada por esas aguas, al Perú, con la mira puesta en un destino imprescindible: las ruinas del Machu Pichu, las de Chachapoyas, Chiclayo y Kuelpa. Obviamente visitar Nazca y estacionar nuestros bólidos en otros pueblitos que, imaginamos, deben resultar merecedores de que nuestras retinas retengan para la eternidad sus milenarios paisajes.
Perú será “el país” para nosotros, no sólo por el constante deseo de conocer las ruinas prehispánicas, sino por ser devotos lectores de sus plumas más reconocidas, como Alfredo Bryce Echenique y Mario Vargas Llosa, con quienes, a través de párrafos y párrafos hemos hecho nuestros esos lugares.
Ecuador (paso por Macara), demandará de varias semanas de estadía y el rodar de muchos kilómetros, no sólo por su inagotable número de lugares históricos -Guayaquil y Quito incluidos-, sino por la magia de su frondosa selva amazónica y por tener, además, otro de los puntos casi inevitables para cualquier viajero que se precie de tal: las Islas Galápagos. Obviamente el volcán Cotopaxi y el Imbabura (donde nos aguarda gente querida) y todos aquellos puntos que no aparecen en los mapas pero que iremos descubriendo en forma inversamente proporcional al grosor de nuestras billeteras (que, a fuerza de ser sinceros, almacenan hoy por hoy demasiado espacio libre).
El viaje se supone largo y arriesgado, pero realizable y soñado. Colombia por ruta Panamericana es el destino siguiente. El país propone, entre otros destinos a cubrir, Cartagena y Barranquilla, previo recorrido de la costa del Pacífico hasta la línea de Cali, para de allí seguir hasta su capital, Bogotá, luego Medellín y ya pasar a las costas caribeñas con la mirada puesta en aquellas dos bellísimas ciudades.
Para dar un descanso a nuestras motos, las llevaremos a navegar en el cálido vaivén del mar caribe para que de las costas colombianas nos arrastren hasta las arenas de Panamá. De este país, otra vez en dos ruedas, o en cuatro, remontar Centroamérica para atravesar Costa Rica, Nicaragua, Honduras, El Salvador, Guatemala, todo lo cual nos llevará su tiempo, con la mira en el que podría ser el punto final del viaje de ida: México (entiéndase todo México).
El carácter potencial del verbo poder, se debe a que otro posible punto culmine de la travesía que tenemos en mente es Cuba. Hablar del operativo retorno a la Argentina será motivo de otro plan, del que por ahora no estamos muy convencidos de su contenido. Pero que volver, vamos a volver.